Querido dexter

Un susurro, la tranquilidad, sensación de sosiego, ni siquiera un sonido. Sensación leve de alguien pronunciando tu nombre, en la oscuridad de la noche, en medio de una espesa neblina, en un desierto sendero al lado de un estrecho río. Cerca, aproximándose a mí, sin palabras, un tono sin tono, sonido sin ruido, un pensamiento expresado en el aire, deambulando en la fría noche de otoño. De repente me oigo respirar. A lo lejos, sobre el agua se elevaba una luz, que al verla, surge desde lo más profundo de mi interior una voz que se eleva hasta reunirme con ella en la altura. Esa cara simpática, feliz, uno puede notarlo con solo voltear a verla, allí está ella, siempre. Qué sentido tenía? No estaba listo aún. Pero eso no tenía importancia, porque él sí lo estaba, con ansias, cual tigre de bengala a punto de lanzarse sobre su próxima víctima, mi pasajero oscuro, mi voz interior que me guía y rige mi ser. Estaba seguro que de él se trataba nuevamente. No sé exactamente por qué, pero si tuviese que describir a mi pasajero oscuro, lo veo como un niño, con una notoria frivolidad, caprichoso, inconformista, solitario, en el sentido más intrínseco, podría ser un niño de 4 o 5 años, rubio, con una voz molesta para ser sincero, uno puede pensar que este niño solitario sería incapaz de siquiera pensar las cosas que hace. Se siente insatisfecho muy a menudo y acallar a ese niño me es muchas veces realmente difícil, y tiene un precio considerable. Me siento débil, letárgico, cuando eso sucede, es una parte de mi que no puedo controlar, no está en orden, y que los efectos claramente salen a la luz, cada noche, cada víctima. Últimamente suele sucederme, lo noto fuerte, ávido y dispuesto a cualquier cosa, recorriendo cada espacio de mi mente, cada rincón de mi ser, moviéndose violentamente dentro de mí. Así que allí me encontraba, en las penumbras de esa oscura y húmeda habitación, apreciando a través de la ventana la inmensidad de aquella noche, éramos nosotros y era la víctima, que ésta vez se trataba de un asesino en serie, la secuencia era siempre la misma, las llevaba a su casa y abusaba de ellas violentamente, y luego las ahorcaba. El problema mayor aquí era que se trataba de menores de edad, de niñas. Logre con mi ordenador capturar varias imágenes en Internet, 6 de los incontables casos, las imprimí, y allí las coloqué alrededor de la burbuja de plástico. Procedo a amordazarlo y lo despierto, hablar con la víctima es algo que no puedo dejar pasar, necesito que confiese lo que hizo antes de proseguir, es algo que no puedo evitar. Pero siempre es lo mismo, nunca reconocen la parte que les toca. Nunca. Así que le recordamos lo que les había hecho a esas pobres, se negaba rotundamente, hasta que largó todo, en ese momento deje de sentir esa culpa que me abrumaba del poco margen de duda que me quedaba de que fuera o no él, así que me dispuse a terminar lo que había empezado. Vuelvo a amordazarlo, tomo de su pómulo la gota de sangre que luego irá a parar a mi muestrario, mis trofeos, esas placas de cristal, cada una, una historia diferente. No podría irme de allí sin mi muestra, si así fuera, la noche entera habría sido totalmente en vano. Todas son interesantes, desde la primera hasta la última. Ya muerto y semi-desmembrado, miro por la ventana y puedo notar dos luces blancas acercándose, no cabía dudas, era el guardia de seguridad del complejo. Qué haría? No podía dejar que notara mi presencia, me vería en una situación que me sería muy difícil explicar, aún trabajando para la policía. Estábamos yo, él, mis juguetes, la víctima, las paredes con los plásticos que daban un aspecto de burbuja, manchadas de sangre. Tampoco podía matar al guardia, no era culpable de nada, o al menos de nada que yo sepa. Nunca antes había hecho esto así, de una manera tan improvisada, arriesgando mi carrera, mi vida entera, esa que tanto me había costado construir, mi máscara, todos verían la realidad detrás de ésta máscara, pero me preocupaba Deb más que cualquier otra persona, fuera como fuese, yo era todo lo que ella tenía, y no podía defraudarla. Debía escapar de ese sitio, y pronto, no había tiempo para sacar el cuerpo. Noté que el guardia venía en dirección sur, mi camioneta estaba del otro lado, aún no la habría visto. Abre el portón, y se dispone a entrar y hacer la vigilancia de rutina, para ese momento ya había bajado por la ventana junto con mis juguetes, en cuanto a mi víctima tuve que dejarlo. Aunque no había dejado rastros, sabía que el guardia entraría y se encontraría con el festín y daría aviso. Me subo a mi camioneta, y aún con las ópticas apagadas, salgo de ese sitio sin levantar sospechas de nada. Claro que aún no estaba del todo a salvo, cabía la posibilidad que el guardia halla notado la presencia de mi camioneta detenida y anotado en número de matrícula, en tal caso, me iba a enterar más tarde. Tome el volante con fuerza, y respiré, aún con un pulso acelerado. Esa noche había corrido riesgos realmente absurdos, aunque había sido emocionante, había vivido una experiencia excitante, llena de vida, sensaciones, adrenalina, e incluso de frustración. Aunque no volvería a cometer tal locura nuevamente, nunca. No más improvisaciones. Harry estaría avergonzado, pensé. Uno, siendo asesino en serie, no puede arriesgarse a ser visto en acción, de ser un profesional en mi rubro, me vería tan débil y vulnerable ante todos los demás, iría con seguridad a la silla. En tal caso, ese guardia debía morir, aunque no lo aprobara, sabría demasiado como para seguir con vida, no podría haberme arriesgado, tampoco quería matarlo. Llegué entonces a mi departamento, me bañé, me acosté, casi al instante en que mi cabeza tocó la almohada el sueño me venció. Mientras tanto, en lo único que él pensaba, era en quién estaría en mi mesa la próxima vez. El despertador sonó seis menos cuarto, casi sentía que recién me había dormido, cuando tuve que levantarme nuevamente. Una de mis virtudes que, frente a situaciones así, claramente me veo beneficiado, es que no necesito dormir demasiado, igualmente esa noche había sido realmente poco tiempo. Me levanto, me aseo, y me dispuse a tomar mi café matutino, en ese momento, mientras se hacía mi café, mire hacia afuera a ver si estaba mi periódico, con mas deseo que con esperanzas de que realmente estuviera en mi puerta, rara vez legaba antes de las seis y media, y ni mencionar los domingos, que no estaba ahí sino después de las ocho. Estas personas que entregan los periódicos realmente merecían la muerte. Como era de esperarme, el periódico no estaba allí, así que prendí el televisor. Si bien el cubrimiento de mis vivencias por parte de la prensa no despertaba en mí demasiado interés, esta vez era algo especial, debido a mi comportamiento un tanto instintivo. Tenía un poco de curiosidad por lo que se iba a decir de mi festín, así que hasta que no oí el golpe del periódico en mi puerta, me senté en mi sillón a ver cuán acertados estaban, y sabía que me esperaría un día largo y agitado en la central, por más que yo fuera nada más que el chico de la sangre, era de esperarse que todo esto que él había causado iba a repercutir en mi, en menor o mayor medida.

4 comentarios:

  1. Simplemente yapó, me costó notar ciertas diferencias.
    Orgulloso de que usted sea argentino sr.! jajajaja
    Maravilloso, para aprender.. GRACIAS!

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  2. Gracias por comentar! Me alegro que te haya gustado campeón! Espero algo así en tu blog alguna vez, está bueno, sirve, vos entendes seguro por qué lo digo, rememorar esta serie tan buena, tan particular

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  3. Orgullosa del amigo que tengo!
    Excelente agus! :)

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  4. Marianitaaaa ! Gracias, siento lo mismo por vos! :)

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