blizzard

El sujeto se encuentra en la entrada a la cueva, entre la espesa tormenta de nieve, en medio del ártico. Frente a él, la bestia hambrienta, que con sus colmillos y la expresión en su rostro de furia, hace sentir el miedo a su adversario, quien armado con una lanza con punta de flecha, espera salir victorioso, y ya en posición, sus sentidos se agudizan más que nunca, esperando el zarpazo de la bestia. Ambos pasan un momento girando y formando un círculo, mirándose frente a frente, las huellas en la nieve de las pisadas se multiplican, el viento polar es cada vez más intenso y frío, los dientes apretados del sujeto denotan miedo en su rostro, pero es que es eso lo que lo mantiene aún con vida, el miedo, ese factor que hace que los sentidos se agudicen, cada sensación, cada ruido, cada olor, objeto, el miedo provoca en el sujeto concentración, perseverancia, y allí se encontraban, disputándose esa cálida cueva, entre medio de tanto frío, uno solo de los dos saldría con vida de aquel encuentro. El otro, condenado a ser devorado por los demás depredadores. El objetivo estaba delante, sin parpadear siquiera, el sujeto espera con ansiedad el momento, ese momento, con inquietud y con paciencia a la vez. La bestia se detiene, el bramido se siente tanto como su respiración, en aquél árido y frío terreno, de los colmillos de la bestia se desprende un hilo de saliva, que denotan una mezcla de sensaciones, la bestia se incorpora y ya dispuesto a saltar sobre su oponente, éste se prepara para recibir el ataque, y de repente la bestia se abalanza sobre él, y el sujeto esquiva el primer ataque con velocidad, sabiendo ya ante lo que se está enfrentando, la bestia se da vuelta, dispuesta a ir a por él, con la pata delantera izquierda flexionada, la vista fija sobre él, y casi sin respirar, él, llevándose la lanza de un brazo a otro, espera nuevamente el ataque, ahora si dispuesto a hacer valer su fuerza sobre su salvaje oponente, ahora, sosteniendo la lanza con su mano derecha, con firmeza, ve abalanzarse nuevamente sobre él a la bestia, y dando un pequeño paso hacia afuera, logra atinar su lanza en el pecho de la bestia, luego, con la bestia malherida, se libraría un combate cuerpo a cuerpo, sin armas, sin reglas, es el sujeto o la bestia, uno solo sobrevive, todo valía. La bestia perdía sangre. El sujeto logra dominar, y sacando una faca de su improvisada vestimenta, da el golpe de gracia clavándosela en su cuello, la bestia, vencida, queda en un estado letárgico, adormecida sobre el sol tapado por nubes blancas y grises, en medio de una tormenta de viento y nieve, desangrándose. El sujeto se retira victorioso a guarecerse en la cueva, ahora con su fiel lanza de punta de flecha, a la espera de su próximo oponente, que quiera arrebatarle el dominio de su cueva, a la espera, sabe que en cualquier momento sucedería. Desde adentro, puede divisar a la bestia, no podía quitarle la mirada de encima, allí afuera, en el suelo árido, frío, ahora con 3 lobos alrededor, devorando lo que queda de su cuerpo. Pronto llegará la noche, y debe asegurarse no perder la cueva, en esa zona hostil, donde enemigos hay de sobra, y en medio de la tormenta. Debe conseguir su alimento y recuperar las energías perdidas, el día siguiente sería otro día, nada cambiaría, la tormenta seguiría. Pero él puede sobrevivir en medio de aquella hostilidad. Pronto se encontraría con el resto de su manada, de su familia.

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