cold rain

Me encontré en esa calle en bajada en dirección sur, cerca de General Paz, caminando solo a la madrugada por el medio de la calle. Con la ropa empapada por la lluvia. Todavía no paraba. Se podían ver con claridad las gotas caer en el reflejo sobre el asfalto de la luz naranja que iluminaba aquella calle. Sentía muchísimo frío, no parecía febrero. No sabía por qué lo estaba haciendo. Ya no tenía ningún sentido siquiera. Pero estaba ahí. Sin nada en los bolsillos mojados por la lluvia. Sin las llaves de mi casa. Sin saber cómo salí sin llevar llaves. Sin mi celular, sin la tarjeta del colectivo ni monedas. Sin nada en absoluto. Sólo mi ropa mojada. Todo lo que necesitaba quedaba cuatro calles abajo o cinco, y no sabía más nada. Ni tenía verdad alguna aparte de esa. No pensaba en nada, solamente en ella, y en que si no la veía no sabía lo que iba a hacer. No tenía idea. Solamente tenía que encontrarla, cuatro calles abajo o cinco, y nada más iba a pasar si no la encontraba. Iba caminando por aquella calle iluminada por esa la luz naranja. No tenía nada que hacer. No sabía siquiera qué hora era. Tampoco sabía si merecía encontrarla. Pero no lo pensaba. Solamente rogaba que esté. Las lágrimas saladas se mezclaron con la lluvia, y caían sobre el asfalto. Solo se escuchaba la lluvia caer, golpear fuerte contra el suelo en medio de aquella noche. No había nadie. No había autos fuera, ni se sentían circular. Tampoco se escuchaban ladridos de perros. Sólo la lluvia, intensa lluvia que caía y golpeaba con fuerza sobre el asfalto de la calle, y se deslizaba con suavidad hacia el sur, hacia donde iba yo caminando. Ya solamente quedaban dos calles. Cada vez se ponía más oscuro, cada vez las luces iluminaban menos mi sendero. Solamente pensaba en cruzar, y que algo mágico pasara. No creía en la magia, ni en ninguna religión, no creía en nadie ya, ni en nada. Solamente en ella, y en que algo debía pasar aquella noche, algo mágico. La lluvia no paraba, y sentía mucho frío, probablemente me iba a enfermar. No estaba bien abrigado siquiera. Y tenía toda la ropa mojada por la lluvia, intensa que caía sobre el asfalto. Sabía que no me merecía nada. Por eso estaba allí. Sin nada ni nadie que me acompañara, pero con ese hilo de esperanza de poder verla en aquella noche de lluvia de febrero. No quería otra cosa, lloraba del deseo, lloré, y las lágrimas se mezclaron con el agua de la lluvia, que caía y me mojaba más y más, y ya nada podría hacer, si con cada paso, más me mojaba, y más se oscurecía, y de ese hilo pendía mi esperanza, o lo que quedaba de ella. Sabía que debía estar durmiendo, al otro día iba a viajar y verlo, es lo que ella quería. Y cómo iba a saber todo esto? Si nunca jamás me atreví a decírselo. Nunca pude decirle, que ella era la persona. Y no otra. Ella no sabía nada. Lloraba por eso. Lloraba por no haber tenido el coraje de decírselo. Y las lágrimas, saladas se mezclaban con las frías gotas de lluvia que caían y golpeaban con fuerza. 
Pero al pasar por la quinta esquina, sin más, sentí que dos manos las secaban de mis pómulos. Y me abrazaba por la espalda. Y ya no había más llanto, y se quedaba junto a mí, abrazada bajo la oscuridad de aquella noche fría de lluvia, que nos mojaba y caía sobre el asfalto, iluminado por la luz naranja de la calle. Todo se desvanecía lentamente. Nada era real. Pero ella estaba allí, abrazándome por la espalda, mojándose bajo lluvia, desvaneciéndose lentamente en el paisaje oscuro, de aquella noche fría, de lluvia intensa, de tristeza y llanto, de amores desencontrados. Ella probablemente seguiría soñando, para verlo al día siguiente a La plata, y yo seguiría caminando en la noche, por aquella calle oscura, buscando aquella quinta esquina en donde me encontraría, y sin más, el llanto cesaría, y ella me abrazaría por la espalda, y todo volvería a desvanecerse, en aquel lúgubre paisaje, de aquella fría noche de lluvia intensa de febrero.

2 comentarios:

  1. sos un grande pibe, sentite orgulloso de vos mismo porque quedan pocos chicos asi. Te felicito tenes un don y lo tenes que aprovechar, da gusto conocer a gente asi y sabes que contas conmigo para lo que sea. Nunca dejes de sonreir y siempre mostrate tal cual sos que vas a llegar muy lejos, un beso grande. Paz, salud y amor que es lo mas importante.

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  2. Muchas gracias, la verdad me lleve una sorpresa por este comentario. Muchas gracias. Te deseo lo mejor, en serio, nunca cambies piba. No quiero que cambies, que me gustas así como sos. Sabes todo. Contá conmigo siempre. Te mando un beso grande. Seguramente ya estes soñando con aquel marquise lleno de azucar y cosas que tanto engordan.
    Yo, en cambio espero soñar con vos, que es el lugar donde vos te quedas abrazándome por la espalda, y secando mis lagrimas saladas, que se deslizan por el pómulo, se van mezclando con el agua de la lluvia fría, y se caen al asfalto, en aquella noche eterna iluminada por las luces naranjas de la ciudad, donde todos están durmiendo, donde ningún auto pasa, donde hay silencio, y solamente estoy yo siendo abrazado por vos, y donde nada más importa. Nos vemos!

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